Empezando a escribir nuestra presentación

Primero, decirles que las recomendaciones o reflexiones que hago en este blog parten de mi propia dificultad en la realización de presentaciones en power point y de mi experiencia como espectadora de exposiciones y presentaciones densas, aburridas y poco claras. Sabemos que no hay reglas de oro generalizables, todo es debatible y espero que así sea. La reflexión, el dialogo e intercambio de ideas y experiencias nos hace un poco menos ignorantes

Centrémonos ahora solo en el ANTES: ¿CÓMO EMPEZAR NUESTRA PRESENTACIÓN?

Antes de sentarnos frente al ordenador y empezar la primera diapositiva deberíamos preguntarnos ¿Cuál es nuestra finalidad? ¿Qué es lo que queremos comunicar? ¿Con que queremos que se quede nuestra audiencia? ¿Qué esperan mis clientes de mi exposición? ¿Cuál es la duda a dilucidar? ¿Cuál es la idea o conclusión más relevante que quiero comunicar?

Una vez tengamos claro nuestra principal objetivo en la exposición, tendríamos que establecer como vamos a lograrlo. En algunos casos resulta útil empezar a escribir en papel, hacer un borrador. Podríamos iniciar haciendo un vaciado rápido de todas las ideas que tenemos en la cabeza. A veces nos distraemos con la características de la herramienta (los colores, la forma, la estética, buscar imágenes…) y no nos centramos en lo principal. Las primeras diapositivas siempre son las más difíciles.

Pensemos que nuestro objetivo principal es la idea a comunicar, luego en los pasos que daremos para lograrlo. Me gusta pensar que los pasos serán cada una de las diapositivas que realizaremos, por esto, todos nuestros pasos deben siempre estar dirigidos al logro de este objetivo global, deben visualizarse de forma clara y no ensuciar la idea con explicaciones innecesarias (para eso esta el expositor), o tratando de poner mas de una idea en un slide.

“LA ELEGANCIA ES EL SILENCIO”

Esto es algo aplicable también en nuestro día a día, la discreción y mesura son las palabras clave, no hay elegancia con estridencias, ruidos y, sin sobriedad